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Nuestra Señora de los Treinta y Tres
Datos
Fecha Siglo XVIII
Lugar Florida
País Uruguay
Aprobación Eclesiastica Aprobada
Festividad Segundo domingo de noviembre
Título Virgen de los Treinta y Tres
Templo Catedral Basílica de Florida

La Virgen de los Treinta y Tres es la santa patrona de Uruguay. Fue así declarada por el Papa Juan XXIII y coronada solemnemente en la Piedra Alta en 1961.

Historia[]

La devoción por esta virgen no tuvo en su origen ningún acontecimiento extraordinario ni en ninguna señal más allá del orden natural de las cosas. La imagen es una pequeña talla en madera de origen guaraní del siglo XVIII confiada a Antonio Díaz, indio de Santo Domingo de Soriano. Originalmente se encontraba en una localidad denominada Villa Vieja (antes, Villa del Pintado).[1]
Hacia el 1779 la imagen permaneció en la capilla que los padres jesuitas atendían en el pueblo del Pintado y tiempo después, al trasladarse la población entera hacia lo que hoy es la ciudad de Florida, los vecinos llevaron consigo la querida imagen ante la que habían orado sus antepasados.
El 19 de abril de 1825, treinta y tres orientales, patriotas del Uruguay, desembarcaron en las playas de la Agraciada para dar comienzo a las guerras de independencia. Al llegar a Florida se dirigieron al pequeño templo y a los pies de la Virgen colocaron el futuro de la nueva nación.[2]
El 14 de junio de 1825, luego de la Cruzada Libertadora, los patriotas celebraron el Congreso de la Florida en la villa de Florida. El 25 de agosto el congreso declaró la independencia de la Provincia Oriental del Uruguay, así como su unión con las Provincias Unidas del Río de la Plata. Luego de la declaratoria, los congresistas habrían concurrido a un rancho contiguo al lugar donde se celebraba del congreso, donde se encontraba la imagen de la virgen.
En 1857 Manuel Oribe "regaló" a la virgen una corona de oro, en acción de gracias por haberse salvado él y su familia en un naufragio. Él decía que a la Virgen de los Treinta y Tres debía esta gracia y que siempre se encomendaba a ella.
En 1894 Mariano Soler, primer Arzobispo de Montevideo, ordenó colocar ante el nicho que guardaba la imagen de la Virgen de los Treinta y Tres en la Catedral de Florida, una placa de mármol que dice: "Ante ella los Treinta y Tres inclinaron su bandera e invocáronla también los convencionales de la independencia".
En 1961 monseñor Humberto Tonna solicitó al Papa la coronación para la imagen de la Virgen de los Treinta y Tres. El Papa Juan XXIII concedió esa gracia el 8 de marzo de 1961. El 21 de noviembre de 1962 el Papa designó patrona de Uruguay a la Virgen de los Treinta y Tres.
El 25 de agosto de 1975, al cumplirse los 150 años de su independencia, el Poder Ejecutivo declaró monumento histórico a la Catedral de Florida y a la imagen de la Virgen de los Treinta y Tres.
En abril de 1987, en ocasión de la primera visita del Papa Juan Pablo II a Uruguay, la imagen de la Virgen de los Treinta y Tres presidió la celebración de la misa abierta oficiada por el pontífice en Tres Cruces. Presidió también la ceremonia de ordenación de 13 sacerdotes celebrada por el Papa en Florida el 8 de mayo de 1988.[1]

La imagen[]

La Virgen de los Treinta y Tres mide 36 cm. de alto. Es una talla barroca de la Asunción de la Virgen, cuyas vestiduras parece que se mueven al viento por la abundancia de sus pliegues. La "Libertadora del Uruguay" porta desde 1857 una corona de oro y piedras preciosas, regalo del segundo jefe de los Treinta y Tres, que luego fuera presidente de la República. Lo desproporcionado del tamaño de esta corona, una extraordinaria obra de orfebrería, ha venido a ser la nota distintiva de esta advocación mariana.

Oración[]

Santísima Virgen María, ante cuya imagen inclinaron su bandera y doblaron reverentes su rodilla los fundadores de nuestra Patria.
Protege siempre a este pueblo nacido a tu sombra bienhechora.
Haz ¡Oh Madre! que en nuestros hogares florezcan la religión y todas las virtudes cristianas. Haz que veamos el reinado de Cristo, que es el de la verdad y la justicia. Alcánzanos estas gracias y la de la eterna salvación, de tu hijo Jesucristo que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

[2]

Referencias[]

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